HE SUFRIDO EL ATAQUE DE UN "PIOJO DE MAR"

Sin dudas suena a coña matinera, pero es la pura realidad. He sufrido el ataque de un Piojo de Mar (Anilocra physodes), lo hizo como el alllien de la película, saltó sobre mi dedo clavándome cuatro dientes en la yema del dedo corazón y sentí un fuerte pinchazo, me costó trabajo quitármelo del dedo y de dos de las heridas me salió abundante sangre, el muy cabrón tendría unos cinco centímetros de largo (nunca había visto uno tan grande) y en décimas de segundo y cuando iba a coger un pescado para limpiarlo, lo tenía adosado en mi dedo, probablemente detectó que la presa a la que parasitaba había muerto y buscó desesperadamente un nuevo anfitrión. ¡Menudo susto me dió el joputa! Jajajaja.

Entre los parásitos externos, el más conocido es el llamado Piojo de mar (Anilocra mediterranea y Anilocra physodes) pertenecen al grupo de los crustáceos y lo podemos encontrar adherido al cuerpo de algunos peces. Su cuerpo de color blanquecino, gris o marrón es aplanado con una cabeza pequeña y un apéndice que le sirve de cola, que le confieren gran hidrodinamismo. Estas adaptaciones hacen de los piojos de mar muy buenos nadadores, de hecho se valen de este recurso para ir cambiando de anfitrión, así el piojo de mar aprovecha la cercanía de algún pez para pegarse a él con ayuda de sus tres pares de patas delanteras que están provistas de una especie de gancho que lo fijan firmemente al desdichado pez. Una vez asentado, perfora su piel y va absorbiendo sangre y carne del animal, lo que hace que aumente su grosor. Su tamaño va de los 3 cm en los machos hasta los 5 en las hembras. El piojo de mar parasita todo tipo de peces, siendo bastante frecuente observarlos en los corvallos, corvinas y doradas, sobre todo en ejemplares jóvenes. A pesar de su aspecto no son nocivos para el hombre, al menos eso dice la bibliografía, probablemente mi caso, sea el primer ataque documentado de esta especie parásita.