Pues este verano ando más pendiente de los buenos baños marinos y de las doradas por lo que he tenido un poco abandonadas a mis amigas las pardillejas. Por mi tierra denominamos pardilleja a las corvinas pequeñas (Argyrosomus regius) pero siempre por encima de la talla mínima que son en Andalucía, los treinta centímetros.
La corvina es un pez que alcanza gran tamaño pero para capturarlas hay que ir hasta mar abierto, donde suelen pescarse al vivo o al jigging, pero dentro de la Bahía de Cádiz solo habitan ejemplares pequeños, no sobrepasando habitualmente, al menos que yo conozca, el peso de los diez kilos y esta referencia data de hace bastante años. Por lo general son ejemplares que van desde el medio kilo hasta los cinco kilos, aunque estos ejemplares grandes suelen capturarse por la noche, siendo las horas de sol las menos adecuadas para su captura, aún así, soy de los enamorados de esta pesca en horario diurno, sobre todo cuando no necesito ni busco grandes piezas, para dos personas con un pescado de un kilo ya tenemos un buen guiso, así que hoy y a pesar del fastidioso viento del noroeste pues decidí salir en busca de alguna.
El horario de la marea me permitía no madrugar, así que bendición total y tras el paso por el mercado en busca de algún puesto que tuviese chocos en condiciones pues me fui para mi lugar fetiche con este pez y que tantas alegrías me sigue deparando.
Los aparejos más pescadores son aquellos que permiten que los cebos tengan movilidad y la corvina es uno de esos peces a los que encanta un cebo móvil por lo que el uso de la ballestilla, tanto en caña como en aparejo de manos ha sido de uso tradicional en la Bahía de Cádiz.
Desde siempre pesqué pardillejas usando la ballestilla, que aunque todos sabéis de qué se trata pues subo una foto. Este tipo de dispositivo tiene la ventaja de que nos levanta el coal del fondo y son muy pescadores, pero tienen un problema y es que por su gran tamaño comparados con otro tipo de "apaños" pues los hacen ideales para que en el palillo se enganchen todo tipo de algas y otras basuras que se mueven con la corriente. Aún así, en una de las cañas montaré una.
En otra de las cañas sustituiré la ballestilla por un antienredos metálico, son muy discretos y ligeros, aunque para que pesquen bien hay que controlar adecuadamente el peso de los plomos, deben ser lo suficientemente ligeros para que levanten un par de cuartas del fondo, pero lo suficientemente pesados para evitar que permanezcan entre dos aguas o incluso a la superficie, salvo que busquemos bailas, que entonces sí estarían en el lugar adecuado.
Aunque estos dispositivos antienredos son muy baratos, también es posible construirnos uno artesanal, así que la tercera caña la montaré con uno de ellos.
La elaboración del mismo es muy sencilla, necesitaremos palillos para golosinas (de venta en las tiendas de los "chinos"), son como los de los chupa chups pero algo más largos, tubo termoretráctil de 4mm diámetro y un emerillón con quitavueltas. Con las tijeras haremos un pequeño corte en el termorretráctil sin llegar a cortarlo en dos, y con el mechero, además de fijarlo pues calentaremos el tubo para poder doblarlo, el alicates es para doblarlo sin quemarnos los dedos.
En este video podéis ver la realización completa de un antienredos casero.
Y aquí una comparativa de ambos sistemas en el agua:
De cebo pues el infalible e irresistible para las pardillejas,: choco fresco.
Tras finalizar la jornada de pesca pude comprobar que hoy, el aparejo que menos pescó fue el que tenía la ballestilla y el más pescador, el que montaba el antienredos casero. Esto fue lo que se vino para casa.
Y este es un video resumen de la salida:
Tras finalizar la jornada de pesca pude comprobar que hoy, el aparejo que menos pescó fue el que tenía la ballestilla y el más pescador, el que montaba el antienredos casero. Esto fue lo que se vino para casa.
Y este es un video resumen de la salida:
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